A veces piensas que el tiempo y el espacio se alinean de una forma extrañamente innecesaria e insoportablemente absurda, como si quisieran recordarte ciertas cosas, como que tu teléfono está ahí porque alguien va a llamarte o que la pluma de aquella paloma pesa casi tan poco como tu habilidad para resolver tus propios problemas.
Y en el momento en el que eso ocurre empieza a sonar una canción que ocurrentemente es la última canción que desearías haber escuchado en una larga temporada y también se ponen en marcha una serie de fenómenos paranormales que hacen que los números, cifras y letras te persigan sin tú saberlo, allá a donde mires PAM, no querrás haber mirado y te reirás y pensarás que estás loca porque tú en realidad no crees en la suerte, ni en el destino, pero a veces decir que las cosas han sucedido porque tenían que hacerlo te saca de muchos aprietos, digamos que tu destino es convencional e irónicamente misterioso o lo que viene siendo lo mismo, jodidamente real.
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