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El vaso siempre medio lleno. Caótica e inestable. Una virtud por cada diez defectos.

lunes, 21 de febrero de 2011

Nota que se le escapa una irreprimible sonrisa

Se burla de ella misma, que es lo mejor que podemos hacer cuando hacemos el ridículo.
Pero hay una cosa que le hace cortar cualquier carcajada, que la deja tan embobada que casi se pasa la parada. Justo cuando el chico aquel aparta las piernas y ella pasa, se levanta. Se apoya en una barandilla que hay al lado de la puerta y le dice al oido, con un susurro casi imperceptible pero perfectamente entendible.
-¿Tomamos un café?
Ella no tiene otro remedio que girarse a mirarle, con los ojos como dos platos. Está segura de que no se lo ha imaginado.
-¿Eh?-insiste él en el momento que el metro frena en el andén correspondiente.
-¿cómo dices?
Habla para ganar tiempo, porque lo ha oído perfectamente y él sabe que lo ha oído.
-Aquí ambién bajo yo. He pensado que te gustaría tomar un café.
Coño, admítelo, si se te hace la boca agua de pensar en un café ¡y eso que no eres cafetera!
-Bien-Dora siente su propia voz en el momento en el que las puertas del metro se abren y todos bajann.
Caminan juntos unos pasos cuando Dora se percata de la tontería que está haciendo. Unase piensa que sabrá reaccionar cuando se presenta un imprevisto, y ya vez que mierda de reacción es esta: dejárse llevar.

2 comentarios:

  1. Siempre habría podido bajar en otra parada, pero quizá mejor el café (o té, ya da igual)

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  2. Quien se puede resistir a un café tan misterioso? hahahaha
    Gracias por comentar Sergio :)

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